miércoles, 22 de septiembre de 2010

La salud bucal del fumador.


La cavidad bucal sufre la acción directa de los componentes del humo durante su inhalación, permanencia en la boca y expulsión. Sus componentes tóxicos e irritantes, producen una micro-agresión continua que afecta a los dientes y a toda la cavidad bucal (Encías, Piezas dentales, Saliva, etc.).
A través de la exposición directa al humo del cigarrillo, el tabaco daña localmente y altera la salud bucal. La temperatura del humo y todas las sustancias irritantes que le acompañan lesionan la mucosa de la boca.

El humo en su tránsito por la boca, deposita parte de sus componentes sobre las piezas dentales, formando una película resinosa. Esta película se adhiere fuertemente a los dientes tiñéndolos de amarillo formando manchas. La superficie dental recubierta por los componentes del humo facilita la formación de placa dental, que si no se limpia eficazmente, se calcifica y forma un sarro que al tener nicotina, alquitrán, etc. adquiere un color pardo oscuro, que afecta negativamente tanto a la salud de la boca como a su estética.

El efecto inhibidor que causa el humo hace que no sangre la encía, por lo que el fumador no percibe el avance de la gingivitis (inflamación de las encías) ni de la periodontitis (que ocasiona la pérdida de los dientes). En el caso del fumador, la placa dental y el sarro, son dinamizados por los componentes del humo, siendo los principales activos en su avance. La encía recibe menos sangre y oxígeno, al mismo tiempo que disminuyen los mecanismos de defensa frente a las bacterias de la placa bacteriana, que se vuelven más agresivas y destruyen de manera más activa los tejidos que sostienen los dientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario